Milei y bancos esperan el visto bueno de Bessent ante el FMI

Mientras Javier Milei viaja a Miami para participar del American Business Forum, la mirada de muchos está puesta no solo en las selfies con figuras como Lionel Messi o Donald Trump, sino en el trasfondo financiero de su viaje. No se trata solo de una aparicion para la galería o de mostrar su faceta como un referente del liberalismo; hay un encuentro clave en su agenda: el diálogo con Jamie Dimon, el CEO de J.P. Morgan. Este encuentro podría significar la posibilidad de obtener un paquete adicional de rescate de hasta 20.000 millones de dólares.

El escenario está cargado de tensiones, ya que hay una lucha oculta por las garantías del préstamo. Aquí, Wall Street está presionando para que haya prioridad en los pagos, lo que añade un riesgo complicado a la subordinación de la deuda argentina frente al FMI.

En un contexto en el que las reservas del Banco Central están en niveles críticos, este foro podría ser el punto de inflexión para desbloquear una negociación pendiente con los bancos, un proceso que hasta ahora ha estado envuelto en un manto de misterio. El rescate que impulsa el Tesoro de EE.UU., bajo la dirección de Scott Bessent, ya dispone de los 20.000 millones de dólares a través del Exchange Stabilization Fund (ESF) para intentar contener la inestabilidad del mercado cambiario. No obstante, como mencionó Ámbito, la a esta discusión se le ha sumado una creciente tensión entre el FMI y J.P. Morgan sobre las condiciones del préstamo, ya que los bancos están demandando que tengan prioridad en el caso de un eventual default. Esto significaría que el FMI, acreedor por 60.000 millones de dólares, pasaría a un segundo plano, lo que complicaría aún más los desembolsos acordados.

Kristalina Georgieva, la directora del FMI, ha sido clara sobre su postura: sin un aumento genuino en las reservas y reformas fiscales concretas, no habrá más financiamiento a través del Extended Fund Facility (EFF). Este es un punto crucial que retrasa el anuncio de cualquier crédito privado, pues está en juego una negociación compleja.

Para que se entienda mejor, el riesgo de subordinación de deudas no es solo una cuestión técnica: en caso de que Argentina no pueda pagar, los bonistas privados —liderados por J.P. Morgan, Citigroup y otros gigantes del financiamiento— cobrarían primero que el FMI. Esto podría elevar los costos de financiamiento y crear una situación difícil en términos de deuda.

Los bancos prestan más caro que el FMI

Hay varios elementos a considerar en esta situación. Desde ciertas fuentes cercanas a la negociación, se ha filtrado que el consorcio bancario está exigiendo garantías, como las reservas del BCRA. Por otro lado, el FMI rechaza cualquier medida que diluya su prioridad en la negociación. Este problema se ha ampliado, y J.P. Morgan, con Dimon al mando, se ha convertido en líder de esta avanzada privada. Este banco ya facilitó en octubre la recompra de bonos para Argentina, y ahora busca tasas de entre 7% y 9%, comparadas con el 5% del FMI, en plazos de 5 a 7 años. Además, podrían incluir cláusulas contractuales que imponen restricciones inusuales, como límites adicionales al gasto público del Gobierno.

El punto en discusión son las cláusulas de prioridad. Si Milei y Dimon logran cruzarse en el Kaseya Center, podría haber un entendimiento que combine ambos intereses: que el FMI tenga prioridad en las reservas líquidas y los bancos en el flujo de bonos. De lo contrario, el anuncio sobre el crédito podría atrasarse indefinidamente.

Evitar el rebote del riesgo país

El viaje de Milei a Miami no es casual. Se produce en un momento crítico, ya que el riesgo país ha descendido a la zona de 650 puntos básicos, pero podría volver a subir si no se logra habilitar el crédito. El evento cuenta con la participación de 30.000 asistentes y figuras de gran relevancia como Trump, lo que lo convierte en el escenario ideal para un “saludo” informal con Dimon. Este último está programado para hablar un poco antes que Milei.

Se especula que durante este encuentro podría haber avances en las negociaciones, lo que aliviaría la presión sobre el dólar. Sin embargo, el FMI no se queda atrás. En una reciente publicación, Georgieva reiteró el apoyo del organismo a un programa económico sólido, anclado en disciplina fiscal y un tipo de cambio robusto que facilite la acumulación de reservas.

Este enfoque implica no priorizar deudas privadas sobre multilaterales en el EFF de abril, que incluye desembolsos dependientes de reformas fiscales que impactan directamente en las reservas. Por el contrario, el consorcio bancario que exige seniority en caso de default busca tasas más altas y garantías que podrían amenazar la estabilidad del país. Todo esto contribuye a la tensión que rodea las negociaciones, y refleja la complejidad de la situación actual, donde el tiempo y las decisiones son esenciales para definir el rumbo económico.

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